jueves, 24 de junio de 2010

Contaminación cultural

La contaminación cultural es la introducción indeseable de costumbres y manifestaciones ajenas a una cultura por parte de personas y medios de comunicación, y que son origen de pérdida de valores culturales. Esta conduce a la pérdida de tradiciones y a serios problemas en los valores de los grupos étnicos, que pueden entrar en crisis de identidad.

Se produce cuando los caracteres y valores propios de una etnia o cultura se marcan en los de otra, aun de modo involuntario.
El auge del turismo a gran escala propicia la contaminación cultural al contacto del ciudadano occidental con culturas pretéritas
"Cultural" implica en relación a las costumbres, las creencias, el arte y todos los demás productos del pensamiento humano hecha por un grupo particular de personas en un momento determinado. La cultura proporciona un sentido de identidad, sino que define quién es usted y mantiene un sentido de pertenencia. Se valida nuestra razón de ser en este mundo, la definición de hacia dónde nos dirigimos en nuestras vidas. Normas culturales influyen en las personas a comportarse de manera similar, por lo que es más fácil para ellos se identifican entre sí. Da forma a las actitudes, pensamiento, comportamiento y valores. También es normativo, establece la norma para juzgar los valores y el comportamiento.
La cultura es también una de las muchas cosas que no son las mismas en todas partes. Varía con la comunidad distanciado por color, credo, y la distribución geográfica.
Fiel a su significado literal, la contaminación cultural es la profanación de la cultura. Sin embargo, lo que se considera como la contaminación cultural es muy subjetiva y depende de la propia perspectiva.

La cultura pop ardía la década de 1960 en Estados Unidos; centros comerciales y adolescentes atestado se puso atuendos llamativos. Elegante coches, carreras de resistencia, bebiendo cerveza, gaseosas y groovy canciones fueron algunos de los muchos rasgos de esta cultura del recién nacido. Es evidente que esta cultura del recién nacido fue un éxito entre los jóvenes. Pero lo que era la opinión de los adultos en este asunto?
Seguramente esta histeria colectiva fue más allá de la aceptación. Para ellos se trataba de la contaminación cultural y era corromper a la juventud. A pesar de muchas protestas de los padres, la cultura pop había llegado para quedarse. Dentro de la cultura americana, una subcultura había hecho notar su presencia - la cultura pop se había iniciado, aceptadas y establecidas.
Durante el inicio y el establecimiento de la cultura pop, las dos facciones (los adultos y los adolescentes) fueron de opinión. Los adultos consideran esta cultura recién nacido corruptor y un fastidio. Mientras tanto, el carácter subversivo y rebelde de la cultura pop alimentado almas jóvenes.

La cultura es muy relacionados con la religión. La religión es clave en la definición de una raza o de un grupo de personas en una religión determinada. Introduce determinado criterio, que representa lo que es moralmente aceptable y lo que debe evitarse por razones morales. La desviación de tales normas no es aceptable por la mayoría étnica y es a menudo seguida de la condena. Pero es la persecución sin sentido de fundamentalismo que es alucinante. Amplia patrocinio del dogmatismo y el fanatismo religioso a menudo hace que el médico haga lo inimaginable. Esto a menudo resulta en el fanatismo - Los profesionales de ir más allá de estricto apego a su fe. Una actuación en virtud de tal influencia es radical y muy fundamentalista en la naturaleza, independientemente de su naturaleza inhumana o inane.


Hay que abrir los ojos con respecto a la cultura, con lo vacio que es el crecimiento desmedido del mundo (que sea vuelto) y las urbes el hombre y principal mente nosotros los jóvenes debemos enfrentar una batalla mucho mas encarecida por nuestra identidad. En el pasado la cultura de nuestro entorno se adquiría y simplemente luchábamos por nuestro espacio en el mundo, “sencillo no”, Ahora cultura es guerra y tradición fue reemplazada por existir, final mente las costumbres del grupo social más fuerte sobreviven.
Los medios de comunicación nos invaden de novedad, todo esto nos obliga a cambiar, a crecer culturalmente hablando ya que todos deseamos prevalecer, nuestra misma cultura desea sobrevivir, así que evoluciona y se adapta como un animalito en peligro, para que final mente ya no nos pertenezca, por lo que al final del día una cultura sin cultura es el resultado por el que estamos optando.
Retomemos; lo nuestro no nos satisface y lo extranjero es tan variado y a laves tan peligroso que el mismo Lucifer se ve tentado a probar, a conocer. Al comienzo fue divertido, cada movimiento cultural traía su filosofía, sus costumbres y técnica mente no tenían raíces en ningún lugar por lo que se adaptaban a esa aldea global que se nos vendía hace algunos años. “los ideales coincidían con los nuestros”.
Ya la aldea se convirtió en colonia, ha crecido a tal grado que el decaimiento de una idea al otro lado del mundo nos toca a la puerta. Ahora nos tiene arto todo de todos; los estrambóticos vestidos orientales, la exorbitante música norte americana, la rítmica digital europea y la acordeón con estilo colombiano. “si a solo un clip en el computador nos entregan todo de todos”.
Todos nos vemos sumergidos en el consumo cultural. Inicial mente fue solo música, la vestimenta y la adquisición de modismos lingüísticos. Hoy exportamos problemas y diferencias, la cosa esta tan grave que incluso el color de tus zapatos es buen pretexto para que algunos puedan golpearte y hay de ti como seas de esos grupitos de los que están de moda.

En fin la sociedad mundial y colombiana ha llegado a un nivel de interacción tal que al caminar por las metrópolis capitalistas no notaras diferencias muí grandes entre estas mayores a las que veras entre sus jóvenes, donde los centros urbanos son puntos multiculturales de movimientos supuesta mente de la contra cultura, pero esto no es más que el resultado del crecimiento de una cultura global distorsionada y en ocasiones hasta mal exportada.

“No lose tal parece que ha empezado la hora del reciclaje cultural“.
La contaminación perjudica la salud de los seres vivos y el medio ambiente se ve afectado causando un desequilibrio en el ecosistema de la Tierra, depende de nosotros tener un medio ambiente limpio para tener la salud y calidad de vida adecuada. Es muy importante que todas las personas no contaminen más el medio. Por ejemplo todos los días se ve en las calles como las personas arrojan basura y esa es una forma de contaminar nuestro ambiente. Nunca se debe arrojar basura en la calle mantengamos limpia nuestra ciudad aprendamos a no ensuciar al planeta tierra.

CAUSAS:
La contaminación cultural no es causada por el capitalismo; en gran medida, es causada por la descomposición del capitalismo en medio de la ausencia de mercados. La disciplina que proviene de las relaciones de mercado conserva tales recursos culturales preciosos como el carácter personal, la benevolencia y la cortesía básica. Pero el estado de bienestar ha destruido esa disciplina.
Sería simplista echar la culpa de este colapso cultural únicamente a los pies de la política o la economía. Las ideas gobiernan el mundo, para bien o para mal, la militancia de los nihilistas de hoy es en gran parte el producto de muchas décadas de corrupción intelectual. El e incesante asalto concertado de las generaciones de académicos en las normas, los héroes, los valores y premisas filosóficas de la civilización occidental han puesto en peligro la cultura de nuestros fundamentos y maltratadas en sus instituciones. Los bárbaros que nos rodean se han desatado y se benefician por los intelectuales modernos que - como portadores de algún virus mortal espirituales - han minado nuestra sociedad de sus defensas-vital, una vez e inmunidades.
Pero para tener un amplio impacto social, las ideas buenas o malas hay que transportarlo desde la torre de marfil en todos los rincones de la sociedad. Deben ser incorporados en las instituciones culturales y transmitidos por los programas políticos. Así, mientras los intelectuales puede haber abierto los grifos, la tubería principal para llevar a la contaminación cultural de la sociedad ha sido en todo el estado de bienestar.

Las influencias corruptoras del Estado de bienestar van más allá de lo obvio. No se trata sólo de que el Fondo Nacional de las Artes de vez en cuando subvenciona obscenidad, o que miles de millones de dólares en cupones de alimentos y Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI) los controles están siendo cobrados y cotiza en las calles de drogas y alcohol. No se trata sólo de que AFDC alienta a las jóvenes solteras a tener hijos, entonces siguen siendo solteras. No es sólo que los beneficios no ganados alentar a algunas personas por mantenerse holgazán y perezoso.
En términos más generales, el estado del bienestar también topes personas de cualquier necesidad de comportarse como seres humanos civilizados.

Uno de los reconocidos beneficios rara vez del sistema de mercado es su gran influencia civilizadora. Los socialistas denuncian con frecuencia el capitalismo para promover "la competencia y no la cooperación." Pero, en realidad, las exigencias competitivas del mercado de recompensar la cooperación y sancionar conductas contrario-sociales. EL individuo debe aprender a producir bienes y servicios valiosos a sus semejantes. Si no lo hace lo condena a una existencia miserable y marginal.
Pero convertirse en productiva implica mucho más que simplemente aprender una habilidad o la creación de un producto. Ya sea empleado, empleador, o por cuenta propia, cada individuo en un mercado libre también debe aprender a sí mismo mercado, su servicio, o su producto. Esto, a su vez, le obliga a presentar a sí mismo ya su mercancía en la mejor luz posible, en lugar de atraer a otras repeler. Los que aprenden a cooperar con los demás serán recompensados por sus compañeros y florecer, y los que no seguirá siendo invendibles e ir queriendo.Un primer paso en la restauración de la calidad de nuestro entorno social, entonces, sería para tapar la tubería venenosas del estado de bienestar.


Que es la contaminación cultural?
¿Realmente conoces tu cultura?
Es la introducción de otras culturas a la nuestra .Pues que
ahora estamos tomando esas culturas como propias y nos estamos olvidando de las nuestras.
Toma como ejemplo, que hoy en día los niños esperan con muchísimas ganas el halloween, y si les preguntas algo sobre el día de muertos, no te podrán contestar absolutamente nada.

Ecología de la cultura : Contaminación cultural .
Nuestra cultura en estos momentos está prácticamente abducida por todo lo que se genera a través del espectáculo, desde los productos listos para el consumo y las tristes ceremonias que reúnen a una caterva lamentable de personajes hasta las pretenciosas exhibiciones de unos modelos de civilización sin más objetivos que la representación de la fachada. Contaminación cultural en el más puro sentido ecológico Nuestro papel como ciudadanos se reduce, en demasiadas ocasiones a consumir, más o menos pacientemente, lo que se nos ofrece desde los medios de manipulación de masas como si de una especie de comida preparada se tratase, ingerimos toxinas culturales tal y como ingerimos toxinas alimenticias. Nuestras emociones y valores están monopolizados y tutelados por unas organizaciones culturales cada vez más complejas y por unas industrias que diseñan a la perfección nuestros comportamientos y necesidades. Nos estamos convirtiendo en una cultura narcotizada por la “gente guapa” mientras todo el entramado manipulador de las llamadas industrias culturales (dónde está la responsabilidad política de atenuar estos atropellos) se apodera de la imaginación en pos de un consumo fácil y rápido de escaparatismo cultural. Y todo está de tal manera bien montado que decir esto es exagerar, atentar, desestabilizar el sistema. Pues muy bien, desestabilicemos el sistema. Hemos sido reclutados para unos comportamientos determinados desde unas normas que no nos han oprimido: ha sido una estrategia extraordinariamente buena porque encima nos han vendido la libertad. Además cada vez hay mayor connivencia con los grandes patrocinadores y la administración pública ha caído en una especie de pesebrismo desde el que no se puede levantar la voz contra el que paga..
«Una acumulación sin fin de espectáculos - avisos, entretenimientos, tráfico, rascacielos, campañas políticas, tiendas por departamentos, eventos deportivos, reportajes de noticias, tours de arte, guerras extranjeras, lanzamientos especiales - estos hacen un mundo moderno, un mundo en el cual toda la comunicación sigue en una dirección.
Por eso mismo, si hace tiempo que hemos tomado conciencia de la verdadera necesidad de un control ecológico para el sostenimiento de nuestras vidas es posible que sea conveniente también que nos concienciemos sobre la importancia del medio cultural para las mismas. La salud física y la salud intelectual. Concienciarnos de las graves consecuencias de esta homogeneización cultural a la que estamos abocados. Tener claro que la diversidad de pensamiento, de costumbres, de criterios, de modos de entender el mundo es tan importante para la supervivencia como la biodiversidad. La cultural diversidad. Si de la necesidad de una conciencia ecológica nos hemos dado cuenta, de la necesidad de una conciencia cultural, no. Estamos atontados ante un ataque eficaz: infotoxinas contra el conocimiento. Y por ello tendremos que arrancar una auténtica ecología de la cultura que controle, recicle y reduzca los residuos “culturales” que con total impunidad se van lanzando a esta ecosfera cultural. Si la salud de nuestro cuerpo depende de lo que ingerimos y en qué entorno físico nos movemos, nuestra salud intelectual depende de lo que entre por nuestro cerebro.
Este camino que se orienta hacia la perspectiva de la ecología y la gastronomía de la cultura nos obliga a adoptar nuevas estrategias que impulsen una verdadera sostenibilidad en los procesos culturales. Para ello me parece necesario, como principio y para poder avanzar, abandonar viejas teorías. Deleitémonos con la muerte de nuestros paradigmas. Enterremos ciertos lastres mesiánicos, cierta prepotencia que parece haber invado los despachos, abortemos la deidad que hemos otorgado a determinados artistas y, sobre todo, abandonemos la sumisión y levantemos de nuevo la cabeza, desprendámonos de complejos... abordemos nuevos modelos de pensamiento. Quizá esta metáfora que nos acerca al activismo ecológico pueda servirnos. Cómo podemos conseguir que los ciudadanos se preocupen por su cultura, que recuperen el protagonismo y puedan ellos mismos decidir, que se preocupen por los productos que les invaden el cerebro tal y como se preocupan mientras leen las fecha de caducidad de los alimentos, o cierran los grifos del agua, o evitan productos tóxicos... ¿Se han dado cuenta de que las grandes empresas, las que más contaminan, las más perniciosas, las que más atentan contra el medio ambiente (constructoras, hidrocarburos, automovilísticas, armamentísticas...) son las que más invierten en campañas asegurando su preocupación por la sostenibilidad y la conservación del medio?. ¿Se han dado cuenta de que las empresas de comida basura son las que más invierten en proclamarse las más responsables y más preocupadas por la salud de los consumidores? Las grandes industrias del espectáculo han hecho lo mismo y han conseguido que se les denomine industrias culturales. Para cuando una Organización de Consumidores y Usuarios, una OCU de la Cultura, que se preocupe de los productos culturales, que investigue sobre su composición y que denuncie la utilización de componentes “no autorizados”... En definitiva: hemos delegado nuestro bienestar cultural, lo hemos dejado en manos de empresas con elevados ánimos de lucro y ausencia total de escrúpulos. Y lo hemos hecho sin intermediar ningún mecanismo de control.
En este sentido se puede decir que la cultura no es mostrar creaciones a los ciudadanos sino conseguir que ellos mismos se conviertan en creadores (educar para cultivarse, educar para alimentarse). Sin embargo, la cultura ya no la crea el ciudadano de abajo a arriba (el ciudadano ya no cocina, come siempre fuera de casa). Y desde las administraciones públicas hemos confundido el camino. Nos hemos apropiado de determinados sistemas de distribución y hemos convertido nuestras “políticas” en expendedurías de espectáculo, le hemos usurpado a la ciudadanía el derecho al protagonismo. Las hemos convertido en grandes centros de fast food cultural -a modo de autoservicio barato: coma cuanto quiera por seis euros- sin ningún sentido proyectivo. Hemos conseguido crear un modelo de ciudadano que lo máximo que hace es “exigir” a la administración que programe, exigir que nos ofrezca un menú. En definitiva: hemos anulado la ciudadanía cultural.